TRIPS EN CEBOLLA: GUÍA PRÁCTICA PARA REDUCIR PÉRDIDAS Y PROTEGER TU CULTIVO

INTRODUCCIÓN

‌‌El trips de la cebolla (Thrips tabaci Lindeman) es una plaga que se encuentra distribuida en gran parte del mundo. Se trata de un insecto diminuto, pero altamente dañino, capaz de provocar pérdidas de hasta 70–100% de la producción si no se controla a tiempo.

Además de los daños directos que ocasiona al alimentarse de las hojas, este insecto también actúa como vector de virus, lo que incrementa su impacto en la rentabilidad y sostenibilidad del cultivo. Por ello, conocer su ciclo, los daños que produce y las estrategias de manejo integrado es esencial para proteger la producción de cebolla.

Importancia del trips en la producción de cebolla

El trips de la cebolla (Thrips tabaci Lindeman) es una plaga originaria de la región del Mediterráneo, pero actualmente se encuentra distribuida en la mayor parte del mundo.

Es considerado un insecto altamente peligroso porque:

  • Puede causar pérdidas que van del 70 al 100% de la producción si no se controla a tiempo, tanto por daños directos como indirectos.

  • Además de dañar el cultivo al alimentarse de las hojas, es un vector de virus como el de la mancha amarilla del iris (Iris Yellow Spot Virus, IYSV), el cual provoca pérdidas económicas severas en la producción de semillas y bulbos de cebolla.

Ciclo de los trips

Las hembras de Thrips tabaci pueden colocar en promedio 100 huevos, los cuales son insertados de manera individual bajo la epidermis de las hojas jóvenes. Estos huevos, de color blanco y con forma similar a un riñón, eclosionan en un periodo que varía entre 5 y 10 días, dependiendo de la temperatura.

Las ninfas, al igual que las pupas y los adultos, presentan una apariencia semejante. Los adultos alcanzan hasta 1,4 mm de longitud, con cuerpo delgado y extremos aguzados. Su coloración puede variar entre verde, amarillo pálido y café. Poseen dos pares de alas finas con flecos en los bordes, que mantienen plegadas al cuerpo cuando están en reposo.

El aparato bucal está adaptado para raspar tejidos vegetales y succionar el contenido celular, lo que genera los daños característicos en el cultivo.

El ciclo completo suele durar alrededor de 14 días, aunque puede acortarse hasta 11 días en temperaturas de 30 °C. Los adultos logran vivir hasta 27 días, y bajo condiciones de clima favorable y suficiente alimento, la plaga puede reproducirse de manera continua durante todo el año. 

Cabe destacar que la mayoría de las poblaciones se reproducen de manera partenogenética (asexual), donde las hembras producen descendencia sin necesidad de machos, los cuales son extremadamente raros.

Figura 1: Ciclo de vida de un Trip

Daños principales

Daño directo: El trips puede provocar daño tanto en su fase de ninfa como en la de adulto. El síntoma más característico son las manchas plateadas o estrías en las hojas, resultado del raspado que realiza para liberar la savia, la cual luego es absorbida por el insecto. Con el tiempo, estas áreas afectadas cambian de color: primero se tornan amarillas y finalmente marrones. En ataques severos, las hojas pueden deformarse y la planta presentar signos de deshidratación.

Daños Indirecto: el trips actúa como vector de virus del grupo Tospovirus, y también facilita la entrada de otros patógenos a través de las heridas generadas en el tejido vegetal. En condiciones de sequía o estrés hídrico, el impacto de la plaga se intensifica, pudiendo ocasionar pérdidas totales en el cultivo si no se controla oportunamente.

Figura 2: Daños causados por trips

Manejo Integrado

El control de esta plaga requiere la combinación de prácticas culturales, biológicas y químicas. La integración de estas estrategias es la mejor alternativa para mantener a las poblaciones de trips por debajo del nivel de daño económico.

a. Control cultural  

  • Monitoreo constante: La detección temprana es clave. Generalmente, las infestaciones inician en los bordes del campo, por lo que se recomienda inspeccionar estas zonas primero. El monitoreo puede hacerse con revisiones visuales o mediante trampas pegajosas.

  • Eliminación de fuentes de infestación: Malezas, cebollas silvestres y residuos de cosecha actúan como reservorios del trips. Su manejo reduce considerablemente la presión de la plaga.

  • Variedades tolerantes: Existen cebollas con cierto grado de tolerancia, capaces de soportar poblaciones más altas sin afectar tanto el rendimiento, aunque siempre será necesario intervenir.

  • Manejo del nitrógeno: El exceso de fertilización nitrogenada favorece el desarrollo de trips. Un programa de nutrición equilibrado ayuda a disminuir su incidencia.

Figura 3: Eliminación de malezas

b.Control químico  

El uso de insecticidas sigue siendo la práctica más común, pero su efectividad se ha visto limitada por el desarrollo de resistencia debido a un mal manejo.

  • Las larvas suelen ser más vulnerables a los productos químicos que los adultos. Por ejemplo, el spirotetramat resulta eficaz contra larvas, pero su acción disminuye frente a adultos.

  • Los adultos son más difíciles de controlar porque vuelan al ser molestados y poseen una cutícula más resistente.

  • En fases de pre pupa y pupa, el trips busca refugio en el suelo o en la base de las plantas, lo que lo protege del contacto directo con la mayoría de insecticidas.

Figura 4 : Manejo de trips mediante control químicos

c. Control biológico  

Diversos organismos benéficos ayudan a reducir la población de trips, entre ellos:

  • Depredadores: trips depredadores (Aelotrips spp.), larvas de crisopa verde (Chrysoperla spp.), chinche pirata (Orius spp.), mariquitas (Coleomegilla maculata) y chinche ojona (Geocoris spp.).

  • Otros aliados: parasitoides, ácaros depredadores, nematodos y hongos entomopatógenos.

Sin embargo, cuando la presión de la plaga es muy alta, estos enemigos naturales por sí solos difícilmente logran reducir las poblaciones a niveles económicamente aceptables.

Figura 5: Control de trips con Orius

CONCLUSIÓN

El trips de la cebolla es una plaga pequeña pero de gran impacto, capaz de reducir seriamente la producción y calidad del cultivo. La detección temprana y la aplicación de un manejo integrado cultural, químico y biológico son esenciales para mantenerlo bajo control y asegurar cosechas rentables y sostenibles.

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