¿QUÉ BENEFICIOS TRAE APLICAR BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS EN TU CAMPO?

INTRODUCCIÓN

‌En la actualidad, la agricultura enfrenta grandes desafíos: producir alimentos suficientes para una población en crecimiento, garantizar su inocuidad y hacerlo sin comprometer los recursos naturales ni la salud de quienes trabajan la tierra. En este contexto, surgen las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) como una herramienta esencial para lograr una producción responsable, sostenible y competitiva.

Las BPA no solo buscan asegurar alimentos sanos y de calidad, sino también promover el uso eficiente de los recursos, proteger el medioambiente y mejorar las condiciones laborales de los productores. Adoptarlas implica una forma distinta de entender la agricultura, basada en la conciencia, la planificación y el compromiso con la sostenibilidad.

En este artículo conocerás qué son las Buenas Prácticas Agrícolas, su importancia en la producción y cómo implementarlas para fortalecer la rentabilidad, la trazabilidad y la responsabilidad ambiental dentro del sistema agrícola.

¿Qué son las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA)?

Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) son un conjunto de principios y recomendaciones técnicas aplicadas en la producción agrícola para obtener alimentos inocuos, sostenibles y de calidad.

Buscan reducir riesgos químicos, físicos y biológicos, proteger el medioambiente y mejorar las condiciones de los trabajadores rurales, mediante métodos responsables y ambientalmente seguros.

Figura 1: Implementación de Buenas Prácticas Agrícolas

Importancia de las Buenas Prácticas Agrícolas

La implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en los sistemas de producción permite que el agricultor tome conciencia sobre sus procesos, conozca cómo y qué está haciendo en su campo y pueda mejorar sus rendimientos mientras produce alimentos inocuos y de calidad.

Hoy en día, aplicar BPA es un factor clave de competitividad, ya que contribuye al desarrollo económico, social, ambiental y sanitario de la actividad agrícola. Su adopción ofrece beneficios concretos como:

  • Obtención de productos diferenciados, valorados por su calidad e inocuidad.

  • Menor índice de rechazo en los mercados, gracias al control de calidad durante la producción.

  • Trazabilidad del proceso productivo, mediante registros que permiten una gestión más transparente y confiable.

  • Reducción de riesgos en la toma de decisiones por una mejor administración del predio, los insumos y el personal.

  • Mayor competitividad, al optimizar recursos, reducir costos y mejorar la eficiencia.

  • Acceso a mercados internacionales, que exigen certificaciones de buenas prácticas.

  • Mejora en la calidad de vida de los trabajadores, mediante capacitación, seguridad y condiciones adecuadas.

  • Formación de capital humano responsable, con uso racional de agroquímicos y hábitos de higiene.

  • Protección del medioambiente, cuidando el agua, el suelo, la fauna y la flora.

  • Disminución del uso de plaguicidas tóxicos, promoviendo una agricultura más limpia y segura.

Figura 2: Acceso a mercados internacionales

Implementación de las Buenas Prácticas Agrícolas  

Para implementar las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), los productores deben considerar una serie de condiciones básicas del predio y del sistema de producción, que forman parte de la planeación del establecimiento agrícola.

Antes de iniciar cualquier actividad productiva, es importante evaluar los siguientes aspectos:

  • Topografía del terreno: identificar si el área es plana, ondulada o con pendiente, ya que esto influye en el manejo del suelo, el drenaje y la prevención de erosión.

  • Tipo de suelo: determinar sus características físicas (arenoso, arcilloso o franco) para definir las prácticas de manejo, fertilización y conservación adecuadas.

  • Condiciones climáticas: analizar factores como temperatura, precipitación, humedad relativa y radiación solar, los cuales afectan el desarrollo de los cultivos y la planificación de las labores agrícolas.

  • Historial del predio: conocer los antecedentes del terreno, como problemas de erosión, encharcamientos o uso previo de agroquímicos, para prevenir riesgos y planificar acciones correctivas.

  • Disponibilidad de agua: identificar las fuentes de abastecimiento (pozos, quebradas, nacimientos o sistemas de riego) y garantizar un uso eficiente y sostenible del recurso hídrico.

  • Diseño de la unidad productiva: elaborar un mapa del área agrícola que permita planificar las zonas de producción, las áreas de manejo y las rutas de acceso, facilitando la organización y el control.

La adecuada evaluación de estos factores constituye la base para una implementación efectiva de las BPA, asegurando un sistema agrícola más eficiente, ordenado y sostenible.

Figura 3: Evaluación del sistema agrícola

CONCLUSIÓN

Las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) constituyen una herramienta fundamental para lograr una agricultura moderna, eficiente y sostenible. Su implementación permite producir alimentos inocuos y de calidad, optimizar los recursos, proteger el medioambiente y garantizar el bienestar de los trabajadores rurales.

Adoptar las BPA es comprometerse con una forma de producir más responsable, competitiva y consciente, que asegura la sostenibilidad del campo y el futuro de la alimentación.

 Si deseas conocer más  sobre las BUENAS PRÁCTICAS AGRÍCOLAS INGRESA AQUÍ 

🌱Cultivida…ciencia, tecnología y desarrollo sostenible para el sector agrícola.

FUENTE