CONTROL BIOLÓGICO: LA CLAVE PARA UNA AGRICULTURA SOSTENIBLE

INTRODUCCIÓN

‌‌Los agricultores tienen el desafío de aumentar la productividad mientras garantizan la sostenibilidad, con el fin de satisfacer la creciente demanda de alimentos y, al mismo tiempo, proteger el medio ambiente y la salud de las personas. Con una población mundial proyectada a alcanzar los 9,500 millones en 2050, es imperativo encontrar soluciones sostenibles para asegurar la producción alimentaria (Chulze, 2023).

Durante décadas, el uso indiscriminado de productos químicos como fertilizantes y plaguicidas ha generado un incremento en las enfermedades de los cultivos. Además, el cambio climático está modificando la dinámica de las plagas y enfermedades, desplazándolas hacia nuevas áreas geográficas y afectando el equilibrio entre las plantas, los patógenos y las condiciones ambientales.

En este contexto, el control biológico surge como una alternativa clave para promover una agricultura sostenible que combate plagas y enfermedades de manera específica y con un bajo impacto ambiental.

¿Qué es el control biológico?

El control biológico de plagas es un enfoque ecológico y sostenible que busca reducir las poblaciones de plagas mediante el uso de enemigos naturales. Estos enemigos incluyen insectos como depredadores y parasitoides, microorganismos como bacterias y hongos, e incluso extractos de plantas con propiedades alelopáticas, que tienen la capacidad de liberar compuestos químicos que afectan a otras especies vegetales. Este método no solo protege los cultivos, sino que también favorece la biodiversidad y reduce los impactos negativos en los ecosistemas agrícolas (IAEA, s.f)

Tipos de agentes de control biológico:

Depredadores:

Los organismos depredadores son de vida libre y eliminan a sus presas al alimentarse de ellas. Por lo general, las hembras colocan sus huevos cerca de posibles presas, de manera que, al nacer, las larvas o ninfas comienzan a buscarlas y consumirlas.

Algunos insectos depredadores acechan a sus presas cuando estas se encuentran inmóviles o tienen poca movilidad, aunque también pueden atacarlas directamente sin necesidad de acecho.

Estos depredadores se alimentan de sus presas en cualquier etapa de desarrollo, ya sea masticándolas por completo o succionando su contenido interno. En este último caso, es común que inyecten toxinas y enzimas digestivas para facilitar la alimentación. Algunos ejemplos de insectos depredadores son las especies de chinches del géneros Orius que a alimentan de trips, la crisopa Chrysoperla spp. se usa para el control de pulgones, ácaros y moscas blancas(Nájera y Souza, 2010).

Figura 1: Chrysoperla externa

Los parasitoides son organismos que, por lo general, se especializan en un solo tipo de hospedero. Durante su fase inmadura, las larvas se desarrollan alimentándose dentro o sobre el cuerpo de un insecto hospedero específico, al que terminan matando de manera gradual. Este hospedero puede estar en cualquiera de sus etapas de desarrollo, como huevo, larva, pupa o, en raras ocasiones, adulto.

Usualmente, las larvas consumen gran parte o la totalidad del hospedero, provocando su muerte al finalizar su desarrollo y formando su pupa ya sea dentro o fuera del cuerpo del hospedero. Los parasitoides suelen ser más pequeños que su hospedero. En su etapa adulta, llevan una vida libre y se alimentan de sustancias como néctar, polen, miel o restos orgánicos de origen vegetal o animal. Sin embargo, en muchas especies, las hembras necesitan alimentarse del hospedero para poder producir sus huevos (Nájera y Souza, 2010).

Figura 2: Cotesia flavipes

Microorganismos:

Son utilizados en el control biológico y deben cumplir con ciertas características clave: un rápido crecimiento vegetativo, alta capacidad reproductiva y de supervivencia, diferentes grados de dormancia, ausencia de antagonistas naturales, fuerte habilidad competitiva, buena adaptabilidad a las plantas tratadas y una alta versatilidad para adaptarse a diversas condiciones ambientales.

Actualmente, existe una amplia gama de microorganismos con potencial como agentes biológicos para el control de enfermedades. Entre los más investigados y de los cuales se han desarrollado numerosos productos se incluyen Trichoderma spp., Pseudomonas spp., Bacillus subtilis. (Cristancho, s.f.)

Figura 3: Trichoderma spp.

Importancia del control biológico en la agricultura.

El control biológico de plagas representa una gran oportunidad para el sector agrícola. Este enfoque permite que los productores ofrezcan al mercado productos de alta calidad, obtenidos mediante prácticas que respetan el medio ambiente y cumplen con estrictas garantías sanitarias.

Al incorporar agentes biológicos, se logra una reducción significativa en el uso de productos fitosanitarios, que son sustancias químicas que, en muchas ocasiones, pueden generar efectos negativos en la salud humana.

Los agentes biológicos empleados en este tipo de control son altamente selectivos, lo que minimiza o elimina su impacto sobre otros insectos de importancia ecológica, contribuyendo así a la preservación de la biodiversidad.

CONCLUSIÓN

El control biológico se presenta como una herramienta esencial para enfrentar los desafíos actuales de la agricultura. Al aprovechar organismos y compuestos naturales, este método permite controlar plagas de manera efectiva y sostenible, reduciendo la dependencia de productos químicos que afectan negativamente la salud del suelo, el medio ambiente y la biodiversidad.

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