PALO NEGRO EN VID: DIAGNÓSTICO, CAUSAS Y MANEJO

INTRODUCCIÓN

‌‌El cultivo de uva representa un pilar importante dentro de la agroindustria peruana. Sin embargo, su manejo requiere una comprensión profunda de los procesos fisiológicos que afectan directamente la calidad de los racimos.

Uno de los desórdenes más complejos y limitantes en este contexto es el palo negro, también conocido como baya acuosa, desecamiento del raquis o anillado del pedicelo, el cual compromete seriamente la apariencia, firmeza y sabor del fruto.

Este trastorno fisiológico no surge de manera repentina, sino que es el resultado de alteraciones acumuladas desde etapas tempranas del desarrollo del racimo.

Este blog tiene como objetivo analizar este desorden, sus causas, sintomatología y estrategias de manejo agronómico. Comprender su origen es esencial para anticiparse a su aparición y proteger el potencial productivo del cultivo.

¿Qué es el palo negro?

El palo negro, también conocido como baya acuosa, desecamiento del raquis o anillado del pedicelo, es un desorden fisiológico que compromete la calidad tanto de la uva de mesa como de la uva vinífera.

Este trastorno se manifiesta con bayas blandas y acuosas, consecuencia de la interrupción en el transporte de carbohidratos hacia los frutos, debido a procesos de necrosis en el raquis o en secciones de este (Ibacache, 2006).

Las bayas afectadas muestran un desarrollo reducido, menor acumulación de azúcares, niveles elevados de nitrógeno amoniacal y putrescina; además, presentan una menor concentración de sólidos solubles, mayor acidez titulable, un pH más bajo y una concentración aumentada de ácido tartárico( Aliaga, 2014).

Sintomatología

Se estima que la aparición del desorden comienza entre 14 y 21 días antes de que los síntomas sean visibles. Inicialmente, se presentan como pequeños puntos negros de 1 a 2 mm, ligeramente hundidos, secos y bien delimitados en los pedicelos.

Con el tiempo, estos se expanden y pueden generar necrosis parcial o total del raquis, pedúnculos y pedicelos, según el nivel de severidad.

Las bayas afectadas adquieren una textura blanda, aspecto acuoso y sabor agrio, y conforme avanza la temporada, tienden a deshidratarse. Los síntomas pueden presentarse en distintas zonas del viñedo e incluso en diferentes partes de una misma planta (Aliaga, 2014).

Figura 1: Ciclo biológico del gusano cogollero
Fuente: CropLife Latin America
Figura 2: Bayas afectadas debido al palo negro

 

Causas

Algunas hipótesis  pretenden explicar las causas de la generación de este desorden fisiológico. Entre las principales se señalan(Aliaga, 2014):

a. Desequilibrio hormonal

La competencia entre el racimito y el brote forma parte de los procesos de inhibición correlativa, lo que afecta negativamente la vascularización del raquis y los pedicelos de las bayas. Un alto vigor en la planta genera una mayor concentración de auxinas en los brotes en comparación con las bayas, lo que puede inducir la degeneración de la pared celular y la desorganización del citoplasma.

Además, una disminución en el transporte basipolar de auxinas limita el desarrollo del sistema vascular del racimo, proceso que se ve favorecido por deficiencias locales de ciertos nutrientes o señales fisiológicas.

b. Desequilibrio osmótico

Durante el envero, la baya comienza a recubrirse con una capa de cera que reduce su tasa de transpiración en comparación con el raquis.

En las primeras etapas, la presión osmótica es mayor en el raquis, pero esta relación se invierte cuando la baya empieza a acumular azúcares, generando una extracción de agua desde el raquis y causando un desequilibrio hídrico en esa zona del racimo.

Además, el colapso del xilema en el pedicelo y la elevada transpiración que mantiene el brote aumentan la predisposición al desorden fisiológico, ya que el flujo de agua por el xilema se dirige preferentemente hacia el follaje en detrimento del racimo.

c. Desequilibrio nutricional

Diversos factores nutricionales y fisiológicos se asocian al desarrollo del palo negro en uva. Entre ellos, destacan el exceso de nitrógeno amoniacal y deficiencias nutricionales específicas, muchas veces ligadas a desequilibrios hormonales y a la falta de compuestos carbonados necesarios para el metabolismo del nitrógeno.

Este desorden altera el proceso de maduración del fruto, iniciándose a nivel de los estomas, donde se produce la desintegración de la pared celular, particularmente en las células colenquimáticas de la hipodermis. La necrosis del raquis afecta al floema y tejido cortical, interrumpiendo el transporte de agua y azúcares hacia las bayas, aunque el xilema y la médula permanecen funcionales.

Una de las hipótesis más aceptadas es que la acumulación excesiva de amonio genera toxicidad directa o altera rutas bioquímicas, elevando la putrescina y causando plasmólisis celular.

El riesgo de incidencia aumenta en condiciones como:

  • Parras vigorosas con exceso de sombra

  • Alta fertilización nitrogenada

  • Portainjertos que inducen vigor elevado

  • Alta transpiración inducida por clima

  • Riegos desbalanceados (déficit o exceso)

  • Bajas temperaturas durante la maduración

 

Estrategias de manejo

Aunque no existe una solución definitiva para el control del palo negro, sí es posible implementar medidas preventivas enfocadas en el equilibrio nutricional, el control del vigor y la reducción del estrés fisiológico.

  • Evalúa la severidad del problema en cada bloque, identificando parrones con exceso de vigor (follaje denso y sombreado).

  • Realiza análisis foliar en plena floración. Si se detectan niveles altos de nitrógeno y crecimiento activo de brotes, ajusta el plan de fertilización.

  • En brotes que siguen creciendo cuando las bayas alcanzan un aproximado de 10 mm de diámetro, suspende la aplicación de nitrógeno y reduce el riego entre un 25 a 50% para evitar el sombreamiento excesivo.

  • Minimiza factores que comprometan la fotosíntesis, como infecciones fúngicas, daño foliar o desequilibrios hídricos, esto para disponer de carbohidratos para la asimilación de los iones amonio.

 Una vez que se detectan signos visibles en el raquis (etapa de pinta), las opciones correctivas son limitadas. En este punto, se recomienda:

  • Suspender la fertilización

  • Disminuir el riego

  • Abrir el follaje para permitir el ingreso de luz en la zona de racimos.

Figura 3: Follaje en uva de mesa

CONCLUSIÓN

El palo negro es un desorden fisiológico complejo que afecta de forma significativa la calidad y productividad del cultivo de uva. El monitoreo temprano del vigor, el ajuste oportuno de la nutrición nitrogenada y el control del estrés hídrico y lumínico son herramientas clave para reducir la incidencia de este trastorno.

El manejo preventivo basado en la observación detallada del parronal y la toma de decisiones técnicas informadas puede marcar la diferencia entre una campaña con pérdidas o una cosecha con calidad comercial.

👉Si deseas aprender sobre la NUTRICIÓN Y FISIOLOGÍA EN LOS CULTIVOS MIRA NUESTRO WEBINAR

🌱Cultivida…ciencia, tecnología y desarrollo sostenible para el sector agrícola.

FUENTE